No
debemos aceptar el sedentarismo como estilo de vida, el ser humano
siempre se ha caracterizado como un ser activo desde sus inicios,
cuando tenía que cazar e intentar sobrevivir junto a otras especies.
Nuestro código genético está programado para estar en movimiento,
por lo que la inactividad afecta a nuestro cuerpo que funciona como
un todo y a nuestra mente, y no únicamente a un solo órgano.
El
sedentarismo afecta a nuestros genes de manera que modifica la
respuesta a los estímulos físicos cuando de repente toca hacer
alguna tarea motriz, causando tras estos (si son muy intensos)
dolores musculares tras la actividad, ya que nuestro cuerpo se
acomoda a lo que se le da. Sin estímulos constantes, las respuestas
no son positivas, como tampoco es positivo el riesgo a sufrir
enfermedades en nuestros órganos vitales o huesos.
El
estilo de vida de la sociedad moderna potencia el sedentarismo, ya
que cada vez dependemos menos de nuestro físico, siendo común que
tareas que antes requerían un esfuerzo se vean automatizadas por
distintas máquinas que nos hacen nuestra vida cotidiana más fácil
(que no mas saludable).
Esta
falta de actividad física, puede llevar a la atrofia muscular así
como a la perdida de fuerza y masa muscular, a menor actividad,
nuestros músculos no necesitarán aporte proteico y esto afectara a
nuestro equilibrio celular, a pesar de años de evolución, nuestro
cuerpo no se consigue adecuar satisfactoriamente a la inactividad
física (y probablemente, no lo conseguirá)
El
ejercicio físico es importante, ya que puede actuar como medicamento
o vacuna natural ante enfermedades y patologías cardiacas,
metabólicas y osteo articulares.
Escrito bajo la influencia del artículo ''Ejercicio Físico: reflexiones respecto a su importancia e implicaciones para la salud y enfermedad'' (Juan Ramón Heredia, Guillermo Peña, Victor Segarra, Fernando Mata y Laura Sánchez).
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